El momento más esperado del semestre ha llegado. Junior de Barranquilla visita este martes a Deportes Tolima para disputar la final de vuelta del fútbol colombiano, con la ilusión intacta de sumar la estrella 11 a su escudo.
El Tiburón llega con una ventaja contundente tras el 3-0 conseguido en el estadio Metropolitano, un resultado que reflejó jerarquía, convicción y carácter competitivo. Sin embargo, en el campamento rojiblanco el mensaje es claro: no hay espacio para la confianza excesiva. La historia del fútbol enseña que las finales se juegan con inteligencia, concentración y respeto absoluto por el rival.
Junior sabe que enfrentará a un Tolima intenso, fuerte en casa y decidido a luchar hasta el último minuto. Por eso, el enfoque está puesto en administrar la ventaja con personalidad, sostener el orden táctico y golpear en los momentos justos.
LA HINCHADA, UN FACTOR DECISIVO
Más allá del resultado de la ida, el recorrido del Junior en esta final ha tenido un protagonista constante: su gente. El Metropolitano fue un auténtico fortín, con un recibimiento imponente que empujó al equipo desde el primer minuto. Esa energía se mantiene viva en Barranquilla y en toda la región Caribe, donde la afición sigue cada detalle con la esperanza de celebrar un nuevo título.
El pitazo final en Ibagué marcará el desenlace de una historia que Junior ha construido con solidez, temple y ambición. El sueño está cerca. Ahora, queda dar el último paso.

